Vivir en comunidad
Lo que no es útil para la colmena, no es útil para la abeja. - Marco Aurelio.
Holaaaa.
Escribo esta primer carta del 2025 desde mi cuarto. Es viernes y me pedí unos cuernitos de chocolate. Solo mis personas saben lo que está pasando dentro de mí cuando pido cuernitos alfredo.
Últimamente me he sentido muy fuera de mí, muy fuera de mi órbita, la órbita de Daniela. Han sido meses de muchos cambios, muchos que tal vez me desconozco quién soy yo en estos nuevos espacios. Extraño muchas cosas, versiones de mí que no sé si regresarán, no sé si quiero que regresen. El futuro sigue con mucha incertidumbre pero a la vez me llena de emoción de lo que puedo plasmar en el lienzo blanco que me ofrece. ¿Qué más es posible?- me digo.
En esta vida hay un mundo de posibilidades. Hay tantas personas por conocer, tantas mentalidades, lugares, oficios qué aprender que moverme me parece una idea expansiva. Estoy en mundo de posibilidades, también me digo.
Y hago mención de esto, porque a veces nos quedamos en lugares donde sabemos que no somos bienvenidos, donde ya cumplimos nuestro ciclo, o donde sabemos que ya no queremos estar. Esa voz pequeña y tenue te susurra que debes de seguir tu camino sagrado y divino que tienes en esta vida. Porque si, solamente tenemos una vida y, al menos yo, quiero probar y experimentar cuanto más pueda: vivir la experiencia de estar vivo.
Me cuesta quedarme, eso es un hecho. Muchas veces me cuesta encontrar motivos para dejar de lado esa curiosidad que me consume de conocer más cosas. Necesito conocer. No me puedo quedar en lugares donde mi energía no se siente bienvenida. Pero soy muy leal a mi gente y los lugares dónde me siento cuidada y amada. Me ato a lo que amo y me hace sentir viva.
Aunque, es cierto, últimamente he decidido ir más despacio en muchos ambitos de mi vida. Le he bajado el ritmo a mi rutina, aún cuando me encanta dar vueltas por ahí, creo que es momento de dármelo, ya es momento. La vida me lo está regalando.
Estoy en un break de muuuuchas cosas. Y no quiero sentirme presionada por las vidas de otros, no me pertenece. Siempre he sido fiel a mi ritmo; a veces lento, a veces se requiere paciencia, y a veces voy dando vueltas con la risa a tope, saltando y sacando a la Aries que llevo dentro. Pero estos momentos… me voy a permitir ir un poco despacio, a ese ritmo que mi sistema nervioso me lo pide. Porque hay muchas cosas que en el exterior no puedo controlar, y debo de cuidarme, ya aprendí a hacerlo: tenerme paciencia, amor, cuidado y respeto a mi cuerpo. Cómo se siente, escucharlo.
Yo sé que es momentaneo y que probablemente me vaya a aburrir, ya me conozco. Por el momento quiero enfocar mucho mi energía en cuidarme y cultivarme, lento y en silencio, sin hacer tanto ruido. Rodearme de mi gente, de mis personas. Esto lo comparto aquí porque es mi espacio seguro.
Somos personas que necesitamos vivir en comunidad.
Cada vez más nos quieren inculcar la idea del hiper foco: de esa competencia exarcerbada, la que que solamente prioriza la individualización y busca solo que las personas crezcan como individuos. No es malo, en su totalidad, es parte de lo que yo estoy haciendo en el momento; el problema es que existe una desconoxión social en la que hemos dejado de hacer comunidad.
Metiéndole cierta política, eso tiene mucho que ver con que el país esté tan silenciado y sea tan tibio ante todos los fenómenos socio-políticos que ha sucedido en los últimos 2 años. El famoso “disfrunten lo votado”, “para qué votar”, “para qué salir a las calles si no podemos evitarlo”. Si supiéramos el poder que tiene hacer comunidad, de unir toda esa fuerza, juntar manos con manos, sumar corazón con corazón, nos daríamos cuenta de que la comunidad, los grupos y las personas organizadas, para un mismo fin, son invencibles.
Hace mucho escribí en mi cuaderno de journal una frase que decía “Me muevo mejor sola”. Y es que así crecí, creyendo que podía sola y tal vez si.
Una vez en la plática que tuve con mi terapeuta, me dijo que es muy bueno que solos podamos resolver las cosas, que seamos independientes y podamos hacer frente a los problemas, pero no es necesario hacerlo solos. El valor de tener de la gente apoyándose unos a otros es valiosísimo. Nunca había pensado en eso.
Últimamente, me tiene rondando en mi cabeza la idea del trabajo en equipo. Qué hermoso es que entre un grupo de personas se tengan que apoyar para hacer el trabajo. Qué hermoso es que las personas se organicen para un fin. Qué valentía esa la que acepta el pedir ayuda. Qué valentía es acerarse a ofrecer ayuda.
En mi casa lo veo, las labores domésticas se realizan si todos ayudan con su granito de arena. También, en el trabajo, cómo todos se ayudan entre todos para sacar las cosas o pendientes porque todos salen ganando. Si uno tiene una duda, si otro lo hizo más facil, si no fue a un lugar, si alguien ya lo ha hecho, todos se apoyan entre todos: todos salen ganando.
Buscar el bien común es buscar el bien propio.
Como una virtud, como un alivio al alma.
Y es que si a los demás les va bien, y a mi alredor, si mi familia o mi circulo de trabajo está bien, yo estoy bien. Si yo le doy a mi equipo de trabajo, ellos me van a redictuar a mi. Si un país es bien gobernado, la gobernanza se ve reflejada en la tranquilidad de los mandatarios.
Con esto no digo que hay que dar a los demás solo para recibir algo, no. Me refiero al gran fenómeno, esa sinergía, que se genera del trabajo en equipo, en comunidad. Todos orgánizandose para un mismo fin, es algo bellísimo.
Esto lo escribo porque aparte que es algo que e ha resonaod mucho acabo de ver un video de un grupo de personas tirando de una misma cuerda para sacar un coche de un barranco y lo lograron. Pensé en el poder de la organización, del comunitarismo, del trabajo en equipo.
Hoy a la salida de Ciudad Judicial, una compañera y yo vimos un coche que se quedó sin batería. Eran dos personas que trataban de prenderlo dándole impulso en segunda. No podían. Vimos que seguían intentándolo una y otra vez. No lograban prender su coche. Era un estacionamiento lleno de abogados casi a la hora de la salida. Nadie se había acercado a ellos para ofrecerles su ayuda. Cada quién estaba centrado en lo suyo. Nadie se acercó si quiera a preguntarles si estaban bien o necesitaban algo, nadie.
Mi compañera, sin pensarlo, me dijo: veeeeen vamos a ayudarlos. Nos acaercamos y nos comentaron que ya habían estado intentado prender su coche sin resultado alguno desde hace rato, se les veía la cara de estrés y de cansancio. Mi compañera les comentó en seguida que acercaría su coche para que tomaran corriente de su batería. No duramos ni 5 minutos para solucionarlo. Prendió el coche de esas persona y nos fuimos. Nos agradecieron mucho. Yo solo pensaba: wow cuánta indiferencia de tanta gente.
De haberse acercado alguien antes, una sola persona con de las cientos que tenían su coche en el estacionamiento, esas personas que necesitaban ayuda no hubueran batallado tanto bajo sol.
Hay mucha gente indiferente a los problemas de los demás. Muchos que prefieren hacer los que no ven. Creo que hemos perdido el valor como sociedad de ayudar a los demás, de hacer las cosas por el bien común, el valor de lo colectivo. Que no es necesario dar mucho, basta con actúar con humanidad cuando los demás que necesitan ayuda.
Me he estado rodeando de gente que le gusta hacer comunidad, que son buenos amigos, que son buenos compañeros y se ayudan entre sí y ayudan a los demás. Mis amigas me mandan mensajes de vez en cuando para preguntarme sobre cómo me siento con mi duelo, me mandan mensajes diciéndome cosas para hacerme sentir mejor, me mandan reels, me ofrecen un apacho o una muestra de cariño, me llaman por telefóno para saber cómo sigo. Tenía mucho que no veía esos valores en la gente, que no tomaba en consideración y me está genera hacer retrospección conmigo misma sobre ese aspecto. Porque qué si antes de pensar en nosotros, pensaramos en los demas, dejando de lado la cultura del “self” y ver el “we”, tendriamos una realidad muy diferentes.
Nos están haciendo pensar que el self care, self love, self help es lo ideal, ir por la vida pensando en uno mismo, voltear hacia dentro, cuando nos hemos olvidado de voltear hacia los demás. Saber que hay gente con muchísimos problemas, tal vez mayores a los nuestros, que solo necesitan una mano, una guía o una palabra de aliento, unas palabras haciendoles sentir que no están solos.
Y me siento agardecida de estar con personas que les gusta hacer comunidad, de ayudar a la gente, de trabajar en equipo, de contribuir todos a una misma causa. Porque sí, podemos solos, pero qué hermoso es vivir en grupos, en sociedad, en cojunto. Darse la mano unos a otros para hacer frente al problema. Porque los poblemas los podemos enfrentar, pero acompañados pesan menos. El hacer sentir que no se está solo de verdad no saben lo que puede significar para alguien. Estamos viviendo tan sumergidos en nuestras propias cabezas que nos estamos olvidando poco a poco lo que es la vida real. Que basta con ser amable con la señora que se sentó contigo en la mañana en el bus, dar las gracias a quien te cedió, ofrecer una mirada que termina con una sonrisa discreta.
En ese mismo journal, cuando entendí el valor de la comunidad, añadí “me muevo mejor sola, pero qué bien se siente llegar acompañada”.
Gracias a todos los que me han enseñado el poder de la colectividad, no se me olvida. No se me olvidan.
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Your fellow writer, dmso.
Tus palabras siempre son sumamente acertadas; que bonito ver personas que, aún en este mundo frívolo y egoísta, siguen pensando en que la mejor forma de vivir es en colectividad. Me encanta la idea de “solos llegamos más rápido, pero, juntos, llegamos más lejos” !